jueves, 9 de diciembre de 2010

Un capuchino con Mafalda y Manolito



Quiero referirme, antes de hablar un poco de los valores corporativos, a una historieta de este famoso caricaturista ‘Quino’ que en una de sus historias de ‘Mafalda’ expone un poco la realidad que se presenta hoy en día cuando se habla de valores:
-Un día cualquiera Mafalda se encuentra con Manolito y se presenta la siguiente conversación:
- Mafalda: ¿Qué es ese recorte de diario, Manolito?
- Manolito:
La cotización del mercado de valores
- Mafalda:
¿De valores morales? ¿Espirituales? ¿Artísticos? ¿Humanos?
- Manolito: No, no; de los que sirven
De los que sirven… Quizás para algunos ya no exista una fácil diferencia entre los valores humanos y los valores materiales y aunque los valores humanos son inherentes al ser pienso que más allá de la lógica deben usarse en toda clase de ambientes.
Gran cantidad de veces escuchamos en la casa que debemos tener un poco de ‘moral’, que debemos ser el ‘ejemplo’ de la familia para que los padres se puedan sentir orgullosos. A decir verdad, los valores que poseen los hijos son los que siembran ese sentimiento.
Para los que son padres el mal comportamiento por parte de los hijos es un motivo de tristeza y para otros es de rabia, pues esperamos que los niños sean el reflejo de lo aprendido en casa…los hijos son la extensión de los padres desenvolviéndose en otra época con otro contexto.
De igual forma funciona una empresa. Como ente madre, la corporación debe cumplir la función de papá y mamá protegiendo a sus hijos, que en este caso, serían los colaboradores (empleados). No utilizo el término empleado por que estaría ‘cosificando’ al ser humano que habita dentro del cuerpo. Es decir, le estoy diciendo que solo empleo sus talentos para beneficiarme. Mi visión es otra, la función del colaborador, para mí, es que haga lo que le gusta pero que no lo haga solo sino en equipo y así todos logramos nuestros sueños: desenvolvernos y crecer.
Siempre he pensado que con un corazón vacío el cerebro no sirve de nada, pues según mi inteligencia he fracasado varias veces, pero según mi corazón, solo he encontrado otra manera de no hacer las cosas.
Comentaba que la empresa debe actuar como ente protector de cada colaborador. Una empresa debe actuar como una caja fuerte que guarda en su interior lo más valioso: el capital humano.
De nada serviría si la cuenta bancaria superara los 50 millones de dólares, si las personas que actúan en ella no aman lo que hacen, lo que dicen y lo que producen.
Se habrá encontrado usted alguna vez con personas en la calle que siempre critican a sus superiores, su trabajo, su ritmo de vida y tal vez culpe a la persona, pero… se ha puesto a revisar ¿por dónde le entra el agua al coco?
De la misma forma como alguien se pregunta ¿porqué mi hijo (a) es así? ¿Qué hice mal? Hay que preguntarse por qué mi colaborador rinde de esa forma, por qué se queja tanto, qué está pasando.
Una de las respuestas es –hay que escuchar-, si se atreve hacer una encuesta de medición del clima laboral en su organización siempre encontrará frases como: siento que no me escuchan, mis ideas no son tenidas en cuenta, es que no confían en mí.
Es aquí, donde encontramos el primer valor quebrantado: la confianza.
La confianza es solo uno de los valores que deben ser bandera en una empresa para que ésta fluya en verdadera sinfonía. Tenemos que confiar, hay que creer sin dudar, como decía San Agustín, un verdadero doctor de la iglesia y estudioso de la filosofía del hombre.
La confianza es el anillo de matrimonio del colaborador con la empresa, es el pacto de justicia que se genera al momento de aceptar ser parte del equipo. Como un jugador de fútbol que entrega todo en la cancha para ganar, así entra una persona cuando le dicen ‘estas contratado’.  Pero para eso dentro de la compañía debe existir la cultura de la evangelización corporativa y aquí no hago referencia a una religión, me refiero a la intención que tiene la empresa por mantener en alto el nivel de valor humano de las personas, para ello, debe contener valores propios.
Haga este ejercicio, ¿sabe usted cuáles son los valores que identifican a la empresa donde trabaja? ¿Conoce la misión de la organización? ¿Tiene idea de que habla la misión de la compañía? ¿Conoce los objetivos colectivos de la organización? Si no sabe las respuestas, su empresa está fallando en evangelización corporativa, si eso está pasando estoy seguro que en estos momentos usted está trabajando por que necesita el dinero y no ha conseguido algo que verdaderamente le guste, porque si amara lo que hace conociera las respuestas.
Una empresa donde sus colaboradores no conocen a donde quieren ir y como intentan hacerlo es como navegar un bote si brújula o un avión si equipo de navegación. El capitán no controla, el capitán orienta.
Si tú eres jefe confía en tu equipo, no dudes de los talentos de cada uno, cree sin dudar…si da resultado no solo estás haciendo una tarea, estas construyendo comunidad.
Una vez más me agradó tomarme un café contigo y charlar un poco, anda, toma un crayón y raya el mantel con las ideas, yo confío en ti.


Por Edgar Beltrán

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