miércoles, 23 de febrero de 2011

Viajes: Barranquilla es un carnaval

MARCELA DÁVILA - Foto: Emilio Yidi

La reina del Carnaval de Barranquilla, el patrimonio oral e inmaterial de la humanidad más gozón que existe, escribe para Diners por qué su ciudad es el destino ideal en esta fecha de carnavales.

Soy barranquillera. Y conozco mi ciudad. Por eso puedo decir que como destino a mi tierra la definen sus habitantes. En Barranquilla se unen las cualidades y las características de las diferentes regiones y además de mujeres lindas y hombres trabajadores, en la capital del Atlántico conviven personas que se interesan por preservar la cultura y la tradición, que buscan el desarrollo de su ciudad y tienen la capacidad de vivir la vida con alegría. Cargados de positivismo y energía, los barranquilleros les abren a diario las puertas a la gente y reciben con los brazos abiertos a quien sea sin importar de dónde venga.

Además, su potencial turístico resulta innegable. Es una ciudad moderna en la que se realizan eventos como Plataforma K, la feria de moda más importante del Caribe; la feria de cocina Sabor Barranquilla, que se ha posicionado como una de las trascendentales en el país; y el Carnaval de las Artes, que este año va del 16 al 20 de febrero y trae personajes como Cuco Valoy, Laura Esquivel, “Tutu” Mtukudzi, Omara Portuondo, Almudena Grandes, Totó la Momposina y Christophe Laudamiel, todos ellos personajes diversos de talla mundial, que se unen en torno a la fi esta de la cultura. Una reunión imperdible de música, letras y conversaciones.

Además, en Barranquilla hay playas como Sabanilla, Puerto Velero, Puerto Colombia y Salgar, y su ubicación es inmejorable: entre Cartagena y Santa Marta. Cuenta con un centro histórico en plena rehabilitación, en el que se destaca el Parque Cultural del Caribe y sobre todo el Museo del Caribe, el más didáctico del país. Hay rumba por doquier, como el espacio de moda La Troja, un estadero frente al estadio Romelio Martínez, que integra a todos los locales en un ambiente de fi esta permanente. Tiene un zoológico maravilloso, el más bello estadio de Colombia –el Metropolitano–, la catedral más innovadora –la Metropolitana–, el edificio de la Aduana, el teatro Amira de la Rosa, además de una larga lista de personalidades que han marcado la historia del país, como Édgar Rentería, Sofía Vergara, Silvia Tcherassi, el Caimán Sánchez, Esthercita Forero, Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda Samudio, José Félix Fuenmayor, Helmut Bellingrodt o Julio Mario Santo Domingo. ¡Por algo será!

Además, cuenta con varios centros comerciales, como el Buenavista en sus dos etapas, y una explosión de hoteles gigantes; el mejor gobernador y alcalde del país; una gastronomía diversa y deliciosa, y la Vía 40, la más representativa de todas.

Y claro, ni más faltaba: cuenta con el Carnaval de Barranquilla, su emblema, que en 2011 será solidario y demostrará que Barranquilla es más que fiesta, porque a través de la tradición y la cultura se ayudará a las personas damnificadas del invierno en el sur del departamento. El Carnaval, como motor de desarrollo de la ciudad y máxima expresión de la alegría, es el antídoto contra el dolor. Cuando se habló de cancelarlo, los mismos afectados nos pidieron que no lo hiciéramos porque ellos no habían perdido ni el alma ni la esencia de su ser, y que el Carnaval les devolvía su verdadero espíritu.

Este año, del 5 y hasta el 8 de marzo la ciudad se prende con la Batalla de Flores, en la que desfilan todos los grupos folclóricos por la Vía 40, y en el que se unen todas las danzas, desde el mapalé y la cumbia hasta la puya y las carrozas de fantasía con personalidades y música en tarima. Esa fi esta del baile,

la esencia del Carnaval, se une a otras actividades como el Festival de Orquestas, en el que por quince horas seguidas se baila al ritmo de la mejor música. También está el Desfile de Tradición y el Desfile de Fantasías, que presentan tanto lo conocido como los ritmos que la ciudad ha adoptado; el Carnaval de los Niños; el Carnaval Gay y, por supuesto, el cierre con la muerte de Joselito, que es el símbolo del alma del barranquillero que se gozó las fiestas.

Si viene a Barranquilla, se contagiará de nuestra energía vital. Forme parte de nuestra alma. Porque quien lo vive es quien lo goza. Diners

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